La cárcel modelo de Madrid «el abanico»

Alzado de la Cárcel Modelo de Madrid, conocida como «el abanico»

D. Tomás Aranguren Sanz, tiene sus primeros contactos con la ciencia penitenciaria de estudiante en 1.844, cuando es alumno de D. Aníbal Álvarez, miembro de la sociedad filantrópica para la mejora del sistema carcelario, correccional y penal de España.

            En 1.852 presenta en la Escuela de Arquitectura un proyecto de prisión y al año siguiente consigue el título de arquitecto de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, obtenido en la aquella Escuela Especial. Después de ocupar varios puestos de Arquitecto en la Administración, en 1.869 es arquitecto visitador facultativo de Beneficencia, Sanidad y Establecimientos penales, por nombramiento del Ministro de Gobernación y cuando recibe el encargo de proyecto de la cárcel modelo es el arquitecto de la Dirección General de Establecimientos Penales.

            Por entonces, ya tenia muchos años de experiencia como arquitecto especializado en temas penitenciarios, con pleno dominio de la especialidad. Para desarrollar su cometido contó con la colaboración de los también arquitectos D. Carlos Velasco, que se ocupó de los cálculos de estructuras y D. Eduardo Adaro en trabajos de gabinete, para los detalles del proyecto fundacional.

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Las prisiones modelo

Eastern State Penitentiary (Philadelphia)


La presentación del anteproyecto de Aníbal Álvarez para una nueva cárcel de 120 celdas en 1840, marca el punto de salida de una serie de diseños para la construcción de las nuevas prisiones de la reforma penitenciaria española de la época. A partir de entonces se suceden planes, propuestas y anteproyectos.

Entre ellos destaca la Real Orden de 27 de abril de 1860 de Posada Herrera, que define el programa para la construcción de las cárceles de Provincia que, a pesar de su importancia, muestra ciertas vacilaciones sobre el tipo de establecimiento que desea la administración al plantear que podrá adoptarse la disposición panóptica, radial o mixta.

Tres años después la Real Orden de 6 de febrero de 1863 se acompañó del Programa para la construcción de las Cárceles y Prisiones celulares, profundizó mucho mas sobre el tema y recomendaba el sistema filadélfico. Pero el impulso definitivo para modernizar el sistema penitenciario se produce con la Ley de 8 de julio de 1876 para la construcción de la Cárcel Modelo de Madrid y el Real Decreto de 4 de octubre de 1877 que propone homogeneizar el patrimonio penitenciario «Mandando construir en cada pueblo cabeza de partido judicial y de manera expresa, una Junta denominada de Reforma de la cárcel o de las cárceles, si hubiese más de una en el distrito, a fin de proceder a la transformación de las actuales o construcción de otras nuevas arregladas al sistema celular»

Es entonces cuando se inicia realmente la construcción de las prisiones, levantándose la mayoría de ellas en el primer tercio del siglo XX. Por su singularidad merecen mención aparte las Colonias, Reformatorios y algunos Campos de Concentración de posguerra.

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