El duque de Medina Sidonia conquistó Melilla en 1.497. Un año después los Reyes Católicos ordenan “que estén en la dicha ciudad doscientos escuderos de nuestras guardas, cincuenta a caballo y ciento cincuenta a pie, y sesenta espingarderos y diez y nueve tiradores de los de nuestra artillería” . En 1.499 establecen los distintos oficios que deben tener los setecientos vecinos que allí se establecerán, de los que la mitad son gente de guerra para defender la fortaleza. En 1.611 Sebastián de Covarrubias escribía: «comúnmente llamamos presidio el castillo o fuerza donde hay gente de guarnición».
Si la primera idea de los reyes pudo ser dominar las tierras situadas a sus espaldas, las circunstancias pronto obligaron a mirar hacia la armada turca que amenazaba con dominar el Mediterráneo. Por dicho motivo el Consejo de Guerra en 1.525 tomó acuerdos para formar un sistema defensivo que se apoyaba en la armada y en enclaves estratégicos alrededor del mar en su parte occidental. Por dicho motivo Melilla pasó a ser una pieza dentro de un amplio conjunto de fortificaciones costeras(1).
Una vez conquistada se reconstruyeron sus fortificaciones «con mucha menos extensión que tenían antes» y se erigió una fortaleza en lo más eminente del recinto,…que consiste en una batería, llamada La Concepción, en donde antiguamente estaba el castillo»(2).
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