Los presidios de obras públicas. El Canal de Castilla

La pena de presidio adquirió gran protagonismo a partir del segundo tercio del siglo XVIII. En la Armada con el plan de Arsenales del Intendente Patiño, que daría lugar a la construcción de los arsenales de la Carraca (Cádiz), Cartagena y Ferrol. En tierra los planes de desarrollo de infraestructuras del Marqués de la Ensenada, darían lugar a la construcción de innumerables obras públicas repartidas por toda la geografía nacional.

Muchas de estas, debían ejecutarse en lugares de difícil acceso y alejadas de poblaciones por lo que la mano de obra resultaba un bien escaso y difícil de conseguir. Por este motivo dos grandes empresas privatizadas, Caminos de Andalucía y Canal de Castilla movieron todas su influencias para conseguir imponer sus criterios en la comisión que redactaba la Ordenanza General de los Presidios del Reino de 1.834.

Los forzados fueron enviados al Canal de Castilla, tramos de carretera de las Cabrillas, Ávila-Salamanca, Bonanza-Puerto de Santa María, Córdoba-Antequera, Granada-Motril, Logroño-Calahorra, Palencia-Magaz de Pisuerga, Soria-Logroño, Valladolid-Olmedo. El rendimiento distó de ser el esperado, debido en parte a las interrupciones provocadas por las guerras carlistas, en otra a la dualidad de mandos: militar para cuestiones de seguridad y civil para la ejecución de los trabajos y por último a la crisis del sistema frente a las teorías correccionalistas, que finalmente acabarían imponiéndose.

Convento de San Francisco. Medina de Rioseco

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